Acabo de terminar Final Crisis, y me gustaría romper una lanza a favor de esta serie. Contra todo pronóstico, y a partir de un material intrascendente y liviano, el señor Grant Morrison (uno de los grandes nombres del cómic, y para mí a partir de ahora más) ha escrito algo bueno de verdad. ¿Qué ha hecho?: Pues nada, poca cosa, se ha convertido en el Homero del s. XXI de los cómics de DC, y ha rebajado a los dioses al nivel de los hombres, o sublimado a éstos últimos, como se quiera. Convertidos los dioses en hombres, el hombre puede aprender a conocerse mejor a sí mismo- decía el estudioso de la Grecia Antigua M. I. Finley. Y eso es lo que ha hecho el señor Morrison con el Universo DC: Humanizarlo, hacerlo converger todo en la Tierra (la nuestra), poner en valor a la Humanidad como gran especie luchadora, “antropocentrarlo”. El Universo DC a partir de ahora será más antropocéntrico. El Hombre ha demostrado que no se juega con él y que ya no es marioneta de dioses ni monitores. Porque tiene protectores. Pero no sólo ha hecho eso el genial escocés. Ha hecho al hombre (el hombre del universo DC y por ende, a nosotros) reconocer su parte oscura, al unir New Genesis con Apokolips en uno, cual Ying-Yang, equilibrio perfecto (aunque esta idea viene ya de The Death Of The New Gods de Starling… ¿o fue Morrison quien le dijo que así lo hiciera?). En definitiva: eleva un poco a los hombres y héroes, los pone en comunicación más directa con los dioses (a través de esa miracle machine), los hace más libres (eliminando a los monitores y demostrando que los humanos se valen por sí solos), y a la par los hace más grandes, sabios y equilibrados, aceptadores de que el mal convive con el bien (Apokolips-New Génesis). Comienza el Quinto Mundo y en éste parece que la Tierra tendrá mucho más protagonismo. Tendremos cerca a los dioses, no encima.
Además el encomiable escocés Morrison se ha, literalmente, henchido de mitología para escribir esta gran historia: La Silla Mobius en forma de Loto de Metrón (budismo-hinduismo), la referencia a Wotan de la mitología nórdica (el monitor Nix Uotan), la asociación de Superman a Prometeo al tomar el fuego de los dioses (de la Silla Mobius) y darlo a la humanidad, etc… sin mencionar la reflexión profunda que hace el escritor sobre la naturaleza del heroísmo, una reflexión como hacía tiempo que no leíamos, al estilo Joseph Campbell. La historia está llena de simbología por todos lados. Incluso crea una suya propia con aquel signo de Metrón, aquella señal que éste nos regala para defendernos de la Omega, del olvido, de la Anti-Vida. La asociación que hace el autor de Heroísmo, Ocultismo y… Arqueología y Prehistoria no es menos acertada (todo estaba escrito, las señales están por todos lados). En fin: Una obra visualmente espectacular, a veces apabullante (ese Darkseid… que se mueran de envidia Megatrón y Sauron… Vader, por su parte, que reconozca a su verdadero padre ideológico y fuente de inspiración), y con un guión sobresaliente, inteligente, complejo, conceptual, filosófico, lleno de detalles, que hay que leer detenidamente y madurar después, reflexionar, para entender mejor. Morrison ha llevado el manido y malogrado concepto DC de Crisis a un nivel superior, ha hecho un milagro (como hacen los protagonistas) a partir de unos presupuestos bastante dudosos (tras esa Crisis Infinita). Ha hecho lo mejor que ha podido con lo que le han dado. Y le ha salido algo que, en película, sería como la cinta de ciencia-ficción definitiva de todos los tiempos. Esto es DC, señores. Esto es cómic. Además Batman se porta como un machote… “Gotcha”, va y dice el tío (no sé cómo lo habrán traducido en la edición española, supongo que como “te pillé”). Qué enorme.
Antuán (Murcia). tollban7@hotmail.com
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