Portada de "Parker. El cazador" (Astiberri), la adaptación al cómic de la novela homónima de Donald. E. Westlake (Nueva York, 1933-2008) (EFE)
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Hombres duros, prostitutas, dinero sucio, sexo, violencia... y por encima de todo ello, el antihéroe más políticamente incorrecto: Parker. El frío y despiadado criminal, creado por el maestro del misterio Donald E. Westlake, llega a través de los trazos del dibujante canadiense Darwyn Cooke.
MADRID. "Parker. El cazador" (Astiberri) es la adaptación al cómic de la novela homónima de Donald. E. Westlake (Nueva York, 1933-2008) -escrita bajo el seudónimo de Richard Stark-.
La historia de un frío y amoral atracador que tiene un único objetivo: vengarse de quienes lo traicionaron y recuperar el dinero que le arrebataron.
"Parker es un personaje completamente borde e irredento que no tiene apenas sentimientos, un tío que sólo le interesa su pasta, que trata mal tanto a hombres como a mujeres, y que no tiene ningún escrúpulo en hacer lo que haga falta para conseguir su fin", explica el traductor de la obra, Óscar Palmer.
"Parker es un personaje completamente borde e irredento que no tiene apenas sentimientos, un tío que sólo le interesa su pasta, que trata mal tanto a hombres como a mujeres, y que no tiene ningún escrúpulo en hacer lo que haga falta para conseguir su fin", explica el traductor de la obra, Óscar Palmer.
Pero Parker -cuya historia fue adaptada al cine en "A quemarropa" (1967) y "Payback" (1999)- es también el símbolo de la lucha del hombre solitario frente a una compleja organización del crimen neoyorquina. "Digamos que es un conflicto autónomo versus empresa", señala Palmer.
Y añade: "uno de los grandes hallazgos de Westlake a la hora de crear el personaje es precisamente ése: que el adversario es tan inhumano, tan descorporeizado, que por muy hijo de perra -como le llamaba Westlake- que sea Parker, tus simpatías siempre van a estar con él".
La adaptación destaca por los dibujos de Darwin Cooke (Toronto, 1962), sucios y duros, aunque ágiles y muy estudiados -no en vano el dibujante canadiense proviene del mundo de la animación-, con una combinación de tonos azules y negros que utiliza para crear el ambiente sombrío de la obra contrastando luces y sombras.
La técnica narrativa es muy cercana al "storyboard" cinematográfico -con secuencias en las que apenas hay diálogos-, con ángulos muy variados (picados y contrapicados), "zoom" y perspectivas diversas.
De hecho, Cooke "ha intentado buscar un equilibrio basado en el esteticismo que le va muy bien para pulirle un poco al lector contemporáneo la dureza que tiene la novela original", afirma Palmer.
En cuanto a la adaptación, "es la versión más fiel que se ha hecho hasta ahora de la novela", señala el traductor. En ella, Cooke recurre tanto al "flashback" con ilustraciones a toda página, en las que un largo texto explica lo que sucedió para hacer avanzar la acción, como a las secuencia con viñetas, propias del cómic clásico.
"Dentro de la imposibilidad de hacer la adaptación perfecta, ilustrando secuencia por secuencia, creo que Cooke ha elegido el camino más inteligente, que es seleccionar muy bien varias secuencias con una narrativa muy detallada y luego, entre medias, un par de páginas ilustradas", apunta Palmer.
El lenguaje, como el propio personaje de Parker, es seco y austero, algo que ha intentado reflejar Palmer en la traducción."Parker no usa adjetivos, prácticamente habla en verbo. Casi todas son palabras tipo: ¡levanta!, ¡ven!, ¡responde! Cada diálogo de Parker es como un latigazo", concluye el traductor.
Una sola frase de Parker -en la que, cigarrillo en mano, discute con un jefe de la organización criminal-, basta para advertirnos de la dureza y frialdad del personaje: "Los periódicos lo llaman el sindicato. Los matones y las putas lo llaman la compañía. Usted dice 'La organización'. Por mí como si se quieren llamar la Cruz Roja. Me van a devolver lo que es mío tanto si quieren como si no."
DEIA.
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