X-Men Forever.
Si existe alguien que tenga todo mi cariño y admiración dentro de la industria americana del comic-book ese es Chris Claremont. Sus logros son conocidos por todos y no voy a volver a enumerarlos en esta reseña. En mi opinión, injustamente tratado por parte del fandom más joven y por el veterano olvidadizo, el Maestro ha seguido al pie del cañón con obras que en mayor o menor medida estaban por encima de la media, siempre fiel a sí mismo y a los personajes que le hicieron famoso y a los que tanto quiere.
Decir que me sorprendió el éxito del primer volumen de este X-Men Forever sería mentir. Marvel le dio la oportunidad de continuar la historia de los mutantes donde la dejara en 1991 tras el primer arco de la entonces nueva serie X-Men. Sin embargo, este genio decidió aprovechar la ocasión de estar fuera de la continuidad normal para hacer cosas que o no se atrevió a hacer o no le dejaron, sin olvidar que por mucho que diga, está claro que ha alterado sus planes originales para que la historia narrada en esta serie de dos volúmenes no se parezca en nada a lo que otros autores han podido hacer con los mutantes en su ausencia o él mismo ha hecho en sus etapas de reaparición. Se trata de algo muy valiente e incluso si no estuviera hablando de Claremont, diría que transgresor, pero que no por ello deja de ser atrayente.
Este segundo volumen que no tomo de la serie está compuesto de 16 números en los que está acompañado de los lápices de Tom Grummett llegó a su fín en Estados Unidos en Enero, con un cierto colchón por delante en la edición española. Seguro que no deja indiferente a nadie.
Matías González Alarcón
Matías González Alarcón
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