de Juan Manuel Bellver París
"Los americanos desembarcan en Angulema", titulaba su portada del pasado viernes 'Le Monde des Livres'. Y no erraba en su apuesta el suplemento literario del diario vespertino parisino, puesto que nada menos que diez estadounidenses habían sido seleccionados en la sección oficial del Festival International de la Bande Dessinée para competir por la preciada Fauve d'Or al mejor álbum de la temporada.
La capital europea de la historieta olía a América por los cuatro costados en los días previos a la celebración del certamen. Y la mayoría de la crítica y los profesionales del sector daban por hecho que, en esta 38º edición, uno de los premios gordos caería del otro lado del Atlántico.
Dicho esto, el jurado presidido por el genial Baru ha confirmado, en cierto modo, las expectativas de muchos, al tiempo que ha jugado la baza del despiste. ¿Un estadounidense ganador? Por supuesto. Pero no de la Fauve d'Or, sino del prestigioso Grand Prix, galardón a toda una trayectoria que equivale al Nobel del cómic, introduce al premiado en el Olimpo de los más grandes historietistas y le obliga a ponerse al frente del tribunal que otorgará los premios el año que viene. "And the winner is... Art Spiegelman!"
¿Cómo? ¿Pero uno de los más grandes autores vivos de bande dessinée no había recibido ya el Grand Prix? Pues no. Poco importa que Spiegelman sea el único creador de novela gráfica con un Pulitzer (cosecha del 92) en sus vitrinas. Los exigentes jueces de Angulema le han reprochado siempre que su carrera se reduzca, mayormente, a una sola obra. Una obra magistral, desde luego, pero insuficiente hasta hoy a las 18.00 para ser reconocido entre los dioses del género.
Editor de la revista Raw, Spiegelman publicó en ella su extraordinaria serie de Maus entre 1981 y 1991. Durante diez años, inspirándose en los recuerdos de su padre (un judío polaco superviviente del gueto y de Auschwitz), escribió y dibujó una inmejorable alegoría de la Shoah empleando la técnica del zoomorfismo, que consiste en dar a los humanos aspectos de animales: en Maus, los judíos son ratones; los nazis, gatos; los alemanes, perros...
Traducida a 30 idiomas, la serie ha sido objeto de estudios universitarios y exposiciones y le abrió a nuestro hombre las puertas para otros trabajos impresos como aquella aclamada portada de la revista New Yorker, el 24 septiembre 2001, con la silueta de las Torres Gemelas sobre un fondo negro.
Contactado a través del teléfono por la organización de la muestra, Spiegleman ha recordado su constante apoyo al cómic francés, en tanto que editor, y se ha comprometido, como ganador y como presidente del jurado en 2012, a estar a la altura del anterior estadounidense que obtuvo el Grand Prix de Angulema, el inimitable Robert Crumb.
En cuanto a los otros galardones, la Fauve d'Or al mejor álbum de 2010 ha recaído en el italiano Manuele Fior, por 'Cinq mille kilomètres par seconde'. Fior es un treintañero que vive en París, publica en la editorial suiza Atrabile, maneja como nadie la acuarela y narra historias intimistas como esta en la que una pareja se relaciona a través de las nuevas tecnologías. Su mayor rival, el norteamericano David Mazzucchelli, ha tenido que conformarse por el premio especial del jurado por su relato fantástico Asterios Polyp. Por su parte, el trofeo a la mejor serie ha ido a parar al tomo 4 de la saga histórica
'Il était une fois en France', de Sylvain Vallée y 'Fabien Nury '(quien, por cierto, acumulaba tres nominaciones como guionista por diferentes obras). Los candidatos españoles, ay, no han podido llevarse ningún premio.
La capital europea de la historieta olía a América por los cuatro costados en los días previos a la celebración del certamen. Y la mayoría de la crítica y los profesionales del sector daban por hecho que, en esta 38º edición, uno de los premios gordos caería del otro lado del Atlántico.
Dicho esto, el jurado presidido por el genial Baru ha confirmado, en cierto modo, las expectativas de muchos, al tiempo que ha jugado la baza del despiste. ¿Un estadounidense ganador? Por supuesto. Pero no de la Fauve d'Or, sino del prestigioso Grand Prix, galardón a toda una trayectoria que equivale al Nobel del cómic, introduce al premiado en el Olimpo de los más grandes historietistas y le obliga a ponerse al frente del tribunal que otorgará los premios el año que viene. "And the winner is... Art Spiegelman!"
¿Cómo? ¿Pero uno de los más grandes autores vivos de bande dessinée no había recibido ya el Grand Prix? Pues no. Poco importa que Spiegelman sea el único creador de novela gráfica con un Pulitzer (cosecha del 92) en sus vitrinas. Los exigentes jueces de Angulema le han reprochado siempre que su carrera se reduzca, mayormente, a una sola obra. Una obra magistral, desde luego, pero insuficiente hasta hoy a las 18.00 para ser reconocido entre los dioses del género.
Editor de la revista Raw, Spiegelman publicó en ella su extraordinaria serie de Maus entre 1981 y 1991. Durante diez años, inspirándose en los recuerdos de su padre (un judío polaco superviviente del gueto y de Auschwitz), escribió y dibujó una inmejorable alegoría de la Shoah empleando la técnica del zoomorfismo, que consiste en dar a los humanos aspectos de animales: en Maus, los judíos son ratones; los nazis, gatos; los alemanes, perros...
Traducida a 30 idiomas, la serie ha sido objeto de estudios universitarios y exposiciones y le abrió a nuestro hombre las puertas para otros trabajos impresos como aquella aclamada portada de la revista New Yorker, el 24 septiembre 2001, con la silueta de las Torres Gemelas sobre un fondo negro.
Contactado a través del teléfono por la organización de la muestra, Spiegleman ha recordado su constante apoyo al cómic francés, en tanto que editor, y se ha comprometido, como ganador y como presidente del jurado en 2012, a estar a la altura del anterior estadounidense que obtuvo el Grand Prix de Angulema, el inimitable Robert Crumb.
En cuanto a los otros galardones, la Fauve d'Or al mejor álbum de 2010 ha recaído en el italiano Manuele Fior, por 'Cinq mille kilomètres par seconde'. Fior es un treintañero que vive en París, publica en la editorial suiza Atrabile, maneja como nadie la acuarela y narra historias intimistas como esta en la que una pareja se relaciona a través de las nuevas tecnologías. Su mayor rival, el norteamericano David Mazzucchelli, ha tenido que conformarse por el premio especial del jurado por su relato fantástico Asterios Polyp. Por su parte, el trofeo a la mejor serie ha ido a parar al tomo 4 de la saga histórica
'Il était une fois en France', de Sylvain Vallée y 'Fabien Nury '(quien, por cierto, acumulaba tres nominaciones como guionista por diferentes obras). Los candidatos españoles, ay, no han podido llevarse ningún premio.
algunas de sus obras en español
BE A NOSE
BREAKDOWNS
MAUS
LA FIESTA SALVAJE
SIN LA SOMBRA DE LAS TORRES
LITTLE NEMO 1905-2005
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